Ser músico profesional en estos tiempos es duro.
La música en directo (inexistente en esta distopía pandémica que nos toca vivir) puede venir acompañada de un cierto nerviosismo pues comporta siempre una exposición en mayor o menor medida. El escenario es estímulo y desnudez. Allí radica su atractivo.
Como mucha gente va a verte en pelotas, sería conveniente que tuviéramos el alma limpia y en paz, intentando dejar el ego y los prejuicios a un lado. Porque en el escenario todo se transmite y más si lo que estás haciendo es improvisación.
Ya en la fase previa a la actuación, la del estudio del instrumento, podemos experimentar una sensación de ansiedad probablemente provocada por una falta de estrategia y/o planificación. Creo que este sentimiento es un factor común que se manifiesta en los chavales que empezamos una carrera en un conservatorio superior de música, si bien es cierto que hay personas que naturalmente lidian mejor con él.
La presión, la falta de tiempo, la cantidad ingente de materia a estudiar, la competitividad (contigo mismo y con los demás), la falta de oportunidades laborales y/o su mala remuneración, son factores que agudizan este malestar, por no hablar de que hoy en día ser músico implica ser tu propio gestor y mánager, estar al tanto de las redes y un sinfín de cosas más.
Un objetivo de nuestro proyecto es luchar contra esta ansiedad en la fase del estudio o práctica, que es quizás más fácil de controlar, aunque todo tiene relación.
«Only perfect practice makes perfect»
Vince Lombardi
Estamos trabajando en un curso online que pretende atajar los problemas de una rutina de estudio de un músico profesional, mediante estrategia y planificación. El objetivo es aprender a estudiar mejor, con más tranquilidad y eficacia, disfrutándolo y obteniendo mejores resultados.
Próximamente, estad al loro!